Estos dos aspectos, la maduración y el crecimiento -que vienen a ser uno- están presentes de un modo u otro en la obra de Fritz Perls y alrededor de ellos se pueden ver los principales puntos de su visión de la neurosis, de la salud y del ser humano. La importancia que Fritz concede al desarrollo del propio potencial queda condensada cuando, en la Charla II de Sueños y Existencia, define la neurosis como trastorno del crecimiento y señala como objetivo de la terapia que la persona aprenda a sustentar su crecimiento conectándose con su propio centro.
La energía vital que Fritz transmite a lo largo de sus escritos y charlas es poderosa. Para él, el crecimiento dura lo que la vida y es un proceso contínuo de aprendizaje y aceptación de los riesgos y del gozo que conlleva el vivir siendo verdaderos.
Según esto, la terapia no es, como nada en la vida, el barco que nos llevará a puerto seguro, ése que imaginamos en nuestras fantasías -conscientes o inconscientes- de que todo será como deseamos cuando nosotros lleguemos a ser como pretendemos, de acuerdo a nuestro ideal de perfeccionismo y a las normas que nos hemos tragado. Antes bien, toda psicoterapia profunda nos conduce a enfrentar nuestra crisis existencial -quién soy, qué quiero- y a enfrentar nuestra fobia al dolor y los juegos manipulativos que empleamos para evitar el dolor real, más llevadero que el fantaseado y que nos abre a un mayor desarrollo. Es en esta travesía que podemos encontrar lo que nos es propio y continuar el camino aprendiendo lo que la vida nos depare.
Inés Martínez (1997)