La Montaña del alma

Rana_budistaVoy a hacer una cosa un poco fea: recomendar un libro que no he leído. Todo empezó cuando una amiga me pasó el fragmento del escritor Gao Xingjian que viene a continuación, pertenece a su obra “La montaña del alma” y es su último capítulo. Es de una sensibilidad exquisita y, a mi entender, transmite de una forma bellísima el misterio que representa estar vivo; la incertidumbre que comporta, y por ende, el ansia de encontrar alguna migaja de compresión. Resuena entre líneas, la quietud, la calma, resultado de soltar la necesidad o la búsqueda de una parcela de seguridad que nos explique qué diablos estamos haciendo aquí (Ignoro si el autor se refería a eso que he nombrado… en todo caso, es lo que me inspira la lectura). Sea como sea, no me negaran que conociendo este capítulo final, se hace muy apetecible leer los capítulos que lo preceden.

 

«Por la ventana, veo en el suelo nevado una minúscula rana. Parpadea un ojo y abre de par en par el otro. Me observa sin moverse. Comprendo que se trata de Dios. Se manifiesta a mí bajo esta forma y mira si he comprendido.
Parpadea para hablarme. Cuando Dios habla a los hombres, no quiere que oigan su voz.
Eso a mí no me sorprende, como si debiera ser así, como si Dios hubiera tenido siempre una rana con un ojo totalmente redondo, inteligente, abierto de par en par… ¡Qué misericordia la suya de tener a bien ocuparse de un hombre tan digno de lastima como yo!
Es preciso que yo comprenda el lenguaje incomprensible con que se expresa con su otro ojo, parpadeando hacia los hombres. Pero eso no es asunto suyo.
Puedo igualmente considerar que ese parpadeo no tiene ningún sentido, pero su sentido radica tal vez precisamente en su ausencia de sentido.
No existen los milagros, he aquí lo que Dios me ha dicho, a mí, eternamente insatisfecho. Le hago  la pregunta:
En ese caso ¿queda aún algo por buscar?
Todo está en calma alrededor. Cae la nieve en silencio. Estoy sorprendido por esta calma. Una calma paradisíaca.
Ninguna alegría. La alegría no existe más que en relación a la tristeza.
Sólo cae la nieve.
En ese instante, no sé dónde está mi cuerpo, no sé de dónde sale este pedazo de tierra del paraíso. Escruto los alrededores.
No sé que no comprendo nada, creo que aún lo comprendo todo.
Las cosas suceden detrás de mí. Siempre hay un ojo extraño. Lo mejor es aparentar que se comprende.
Aparentar que se comprende, pero de hecho no comprender nada.
En realidad, no comprendo nada, pura y simplemente nada.
Así es.»

La Montaña del alma, Gao Xingjian Ed. Del bronce

ESCRIBIR Y/O LEER

llibre_Jeannette WoitzikGracias a la insistencia de Inés Martínez, todos los miembros del equipo acabamos leyendo el libro autobiográfico de Juan José Millás “El mundo”. Un libro muy recomendable, delicioso, tierno y duro al mismo tiempo Y con el sentido del humor tan peculiar de J. J. Millas. En sus primeras páginas aparece un recuerdo relacionado con su padre, inventor de aparatos de electromedicina. Millás describe como su padre le muestra un bisturí eléctrico que está probando. Mientras lo aplica a un  filete de vaca le explica, la peculiaridad del artilugio, que  consiste en que “cauteriza la herida en el momento mismo de producirla”. Millás comprendió que, como el bisturí, la escritura cicatriza las heridas en el mismo instante de abrirlas. De alguna manera este es el leiv motiv del libro, que se abre paso a través de recuerdos, reconstruyendo sus primeros años de vida.
Otro autor, Tom Spanbauer, declaraba que escribía porque “No se puede hablar y llorar al mismo tiempo”.
Ambos, cada uno a su manera, enfatizan los efectos que sobre ellos producen el acto de escribir. Una declaración íntima, que sugiere una cierta liberación y/o curación. Un bien colateral que deseo resaltar, es lo que supone leer a un autor que en cierto estado de gracia, intenta lidiar con sus demonios, su dolor o que simplemente quiere compartir aquello que fue, a la postre, su aprendizaje vital. Son lecturas que no tienen nada que ver con los cánones de los libros de autoayuda, pues no pretenden ofrecer algún tipo de lección, ayuda o guía, pero que tienen la virtud de percutir en la interioridad del lector, de pulsar cuerdas llenas de polvo u olvido. Y, en el mejor de los casos, ponerle palabras (y comprensión) a sensaciones y sentimientos, que en su momento quedaron relegados en el cajón de lo enigmático, de lo intrascendente o lo inquietante.

Dejo una pequeña lista de algunos que, para mí, encajan en este tipo de lectura.

La hija de la amante, A. M. Homes, Ed. Anagrama La autora, cuya adopción fue apalabrada antes de que naciera, relata sus vivencias a partir de empezar la investigación para saber de sus cuatro padres/madres biológicos y de sus familias.

La invención de la soledad, Paul Auster, Ed. Anagrama P. Auster inicia este libro cuando muere su padre. En él evoca la relación con su padre, no siempre fácil, e investiga la historia de su familia.

Gracia y coraje, Ken Wilber, Ed. Kairós En este libro Wilber comparte sus vivencias y reflexiones mientras acompaña a su esposa Treya, que padeció un cáncer.

¿Quién soy yo?, Yi-Tu Tuan, Ed. Melusina
El mundo, Juan José Millás, Ed. Planeta
Eramos unos niños, Patti Smith, Ed. Lumén
Estos tres títulos son autobiográficos. Todos ellos de una sensibilidad exquisita y de un gran nivel de sinceridad y transparencia. Son libros generosos, que sin pretenderlo ofrecen múltiples espejos en los que observar y observarnos.

Cosas que los nietos deberían saber, Mark Oliver Everett Ed. Blackie books Este libro también es autobiográfico, además de contarnos su iniciación y periplo en el mundo de la música, tiene la particularidad de abrir su corazón y compartir sus sentimientos, sin dramatismos, en las múltiples pérdidas (su madre, su única hermana, su tía, su padre, hasta quedarse solo), que vivió en un corto espacio de tiempo.

El año del pensamiento mágico, Joan Didion, Ed. Global rhythm
Un home de paraula Imma Monsó, Ed. La magrana
Las autoras de estos dos títulos comparten una dura experiencia vital: la muerte inesperada de sus respectivas parejas. I. Monsó recontruye la singular personalidad del que fue su marido y ofrece una suerte de tratado del duelo a base de humor y vitalidad. J. Didion escribe un libro duro, en el que intenta encontrar sentido a sus vivencias posteriores a la muerte de su marido y en el que reflexiona sobre la precariedad de la cordura.

Una cuestión personal, Kenzaburo Oe, Ed. Anagrama En este caso se trata de una novela con tintes autobiográficos (Kenzaburo Oe tiene un hijo que sufre hidrocefalia). El protagonista ve removida profundamente su monótona vida con la llegada de un hijo que padece una hernia cerebral que lo condena a una vida vegetal. La novela narra los tres días y noches siguientes al nacimiento de su hijo. Una narración dura y sin concesiones.

Una mente inquieta, Kay Redfield Jamison, Ed. Tusquets K. Redfield, psicóloga y profesora de psiquiatría, aborda el trastorno maniaco-depresiva en primera persona, contando su propia experiencia de enferma maniaco-depresiva.

Si tienes alguna sugerencia, no dudes en compartirla.

El dibujo de la entrada es obra de Jeannette Woitzik