Diario

Revisión del artículo publicado el año 1999 en el número 6 de la revista Conciencia sin fronteras.
Es un escrito que intenta aproximarse de forma irónica al carácter obsesivo. Posiblemente podamos vernos reflejados en alguna de las reacciones o comportamientos del protagonista. Como bien dicen, al que sabe reírse de si mismo, nunca le faltaran motivos para ello.

DIARIO

Martes 9 de diciembre, 11:00 horas
Hola apreciado diario. Hoy voy a darte una estupenda noticia. El consejo de redacción de la revista «Conciencia Sin Fronteras» me ofreció un espacio para publicar un artículo. He tenido una buena idea, mejor dicho, una idea notable: escribiré sobre la obsesión. De alguna manera estoy contento, satisfecho, sereno. ¡Qué excelente ocurrencia! Si no fuera por ella, posiblemente estaría preocupado: es difícil elegir un tema, una materia sobre la que tratar. Quiero escribir de una forma clara y franca. Supongo que será necesario introducir bien el concepto de modo que se siga bien el desarrollo posterior… Aunque quizá no sea necesario; la gente hoy en día está bien informada. Bueno, sólo una pequeña introducción… Ya lo pensaré. Ahora, querido diario, te dejo. Voy a cortarme las uñas y me pasaré después por la farmacia a comprar los medicamentos para el estreñimiento.

Viernes 12 de diciembre, 11:00 horas
De nuevo aquí, querido diario. He estado dos días sin trazar ninguna línea en tus blancas hojas. ¿Me has echado en falta? Discúlpame por garabatear encima de ti. No puedo dejar de pensar en el artículo que tengo que escribir. Quiero que sea útil, simple y profundo al mismo tiempo. No sé si introducir el tema o no, lo estuve pensando y todo tiene ventajas e inconvenientes: una buena introducción facilita la lectura, pero ocupa un espacio necesario para el desarrollo posterior; porque, claro, tampoco el artículo puede ser muy largo, la revista no es muy grande y no debo extenderme demasiado. Seguiré reflexionando.

Miércoles 10 de enero, 19:00 horas
Hola diario, otra vez contigo. Ya te dije que me molesta ensuciarte, pero no tengo otra alternativa si quiero escribir. De hecho, si tú eres un diario tienes que asumir que van a manchar tus hojas con tinta, ¿no? Bien, estuve pensando en el artículo, en algunos momentos la realización de una introducción me tienta mucho: se agradecen unas ideas generales que enmarquen. Sin embargo, también pienso que un simple desarrollo está bien. No he empezado a escribir y esto me da un poco de angustia, no tengo mucho tiempo. Hoy ha sido un día ajetreado: sentí un dolor en la oreja y como me asusté –nunca se sabe– solicité una resonancia magnética. Se negaron. Es injusto, las instituciones están cada día más deshumanizadas, faltas de respeto y sentimientos de bondad. Sólo les interesa el dinero. Estos días estoy un poco mejor: para entendernos, esta semana llevo una media de 17 minutos y 13 segundos por cada sesión de excusado.

Lunes 22 de enero, 11:01 horas
Hola diario, perdona el retraso. Hoy estoy ligeramente molesto e incómodo. El artículo me da muchos quebraderos de cabeza. Considero que el plazo que me dieron para la elaboración del artículo es corto, insuficiente. Posiblemente para los del consejo es el justo, pero hay que tener en cuenta que ellos se dedican a ello y les es más fácil elaborarlos. Mi apreciación de la cuestión, del asunto, es que son demasiado estrictos, es decir, que si quieren en buen artículo es necesario que den más plazo. Mañana intentaré escribir la introducción, al final la haré de forma sucinta y simple, tan liviana que no lo parecerá. Hoy quedé para comer con la familia. Ya le dije a mi madre que tuviera la comida preparada a las 13:25 horas. De esta forma podré tomar el café a las 14:30 horas en punto, justo cuando empieza el telediario. Estimado diario, espero no haber presionado mucho tus claras hojas al escribir. Por cierto, ahora recuerdo que hoy comprando el periódico me imaginé pegándole un puñetazo al quiosquero, me hizo gracia pero me quedé turbado; hay tanta agresividad en el ambiente que seguro se me contagió. Para compensar le dije amablemente «hoy tienes muy buen aspecto, pareces relajado y no tienes la cara desagradable y mortecina que acostumbras». Conviene ser educado y sembrar armonía.

Viernes 9 de febrero, 11:00 horas
Un afectuoso saludo, diario. Estoy preocupado, no he escrito nada del artículo -por cierto, creo que no haré introducción-. No he hablado con los del consejo de redacción pero estoy un poco soliviantado, molesto; me quedan sólo 21 días de plazo y esto es muy poco. Además no se porqué tanta insistencia en la obsesión, creo que hablaré con ellos. Otra cosa: a veces pienso que la obsesión no existe, así pues ¿por qué tengo que escribir sobre ella? Por cierto, ya le comenté a mi madre que si no cambiaba la marca del papel higiénico no volvería por su casa. Puso una cara extraña pero yo insistí: «O compras Scottex o no nos entenderemos, ni congeniaremos». Parece que entendió. El asunto de la introducción me sigue rondando: de alguna manera es un asunto interesante, supongo que tendrá cierta influencia en el resultado final. Si tú, diario, pudieras responderme te pediría consejo, pero a saber qué recomendación consideras oportuna, trozo de papel inerme! Eeeh… No te enfades, es sólo una broma.

Miércoles 13 de febrero, 19:00 horas
Hola ansioso, estoy muy diario… Pero tranquilo que controlo. Cada día que pasa estoy un poco más soliviantado, es decir, el enojo va en aumento. No he escrito ninguna línea del artículo, pero esto no tiene importancia, lo verdaderamente importante es que, realmente, el período de tiempo para escribirlo es, definitivamente, i-n-s-u-f-i-c-i-e-n-t-e. Debo hacer grandes esfuerzos para retener, refrenar y contener los impulsos de decir a los miembros del consejo que son muy maniáticos con el tiempo y que además no entiendo su deseo de que escriba sobre la obsesión. Mañana sin falta hablaré con ellos. Hoy no puedo tengo una cita con un técnico de la empresa que me instaló la alarma en el piso. Le pediré que me instale en el respiradero del gas esos rayos que detectan el movimiento, quiero controlar si circula por ahí algún tipo de mamífero. De nuevo disculpas, querido diario, por mancillar tus hojas hablando de ratas gordas.

Viernes 30 de febrero, 11:00 horas
Estoy nervioso, hoy tenía que haber entregado el artículo y no he escrito nada.
Acabo de llamar al consejo de redacción para reunirme con ellos, les pediré que me alarguen el plazo este fin de semana. Espero que se den cuenta de su fallo y me concedan esta gracia.

Viernes 30 de febrero, 19:00 horas
Hola de nuevo. Estoy disgustado, querido diario. He hablado amablemente con el consejo de sus limitaciones, fallos e incompetencia. No sé si aprovecharán mis críticas constructivas, pero en todo caso me han concedido este fin de semana para hacer el artículo. Me gustó su generosidad pero me dejó pensativo. Viniendo para casa, mi vivienda, mi morada, es decir donde habito, he sentido una ligera exasperación: o sea ¡quieren que trabaje el fin de semana! Eso no es correcto. Todo el mundo tranquilamente descansando y yo escribiendo un artículo -ya sea con o sin introducción- sobre la obsesión. ¡La obsesión! Si lo más seguro es que sea una falacia inventada por un histérico. Obviamente, no existe. ¿No crees, querido diario, que esto es muy grave? De todas formas, no cabe duda de que soy cumplidor y me sacrificaré: escribiré el artículo de lo que suponen es la obsesión. Pero insisto: no hay derecho.

Lunes 3 de marzo, 11:00 horas
Bendito diario, qué suerte tenerte. No sé lo que haría sin tu presencia. Estoy bastante más que medianamente colérico. No he escrito nada, no dispuse de tiempo. Tuve problemas con la grúa municipal, además la farmacia de guardia estaba inexplicablemente cerrada y tuve que patearme media ciudad. Por otra parte, tenía que ordenar mi colección de sellos. Y los miembros del consejo acosándome. seguro que estuvieron todo el fin de semana pensando en mi artículo mientras se dedicaban a sus cosas. El asunto es templadamente desesperante. ¿Sabes? He decidido fotocopiarte y enviar un extracto de las hojas que hablan del artículo al consejo de redacción, para que entiendan la desmesura de su injusticia, se enteren de mi pesar y dejen de obsesionarse en mi manuscrito. Igual consigo que para compensarme me dejen escribir -esta vez al menos con unos tres meses de plazo y eligiendo yo el tema- un escrito para otro número.

Josep Devesa

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